¿'Deal' o cambio de régimen en Teherán?
La guerra abierta por el ataque preventivo de Israel a los programas nuclear y balístico de los ayatolás continúa con la misma tónica que en su primer día: Israel golpea objetivos militares y cuasimilitares con el cielo prácticamente despejado de defensas aéreas iraníes: las que quedaban fueron prácticamente eliminadas el primer día. Israel ha abierto un corredor hasta Teherán que permite a sus cazas golpear objetivos a discreción en la capital iraní, donde ha sido eliminada buena parte de la cúpula militar y de inteligencia iraní.
Una de las prioridades de Israel, además de dañar tanto como sea posible las infraestructuras a menudo subterráneas de enriquecimiento de uranio y todas las fábricas iraníes de misiles balísticos, es destruir el mayor número de misiles y lanzamisiles con los que responde Teherán.
Una veintena de personas han muerto en Israel debido al lanzamiento de misiles por parte de Irán, que pese a los golpes recibidos sigue siendo capaz de atacar. Las autoridades israelíes subrayan que todos los muertos y heridos estaban fuera de los búnkeres cuando llegaron los misiles. El mensaje es que el sistema de refugios israelí funciona también en esta guerra de mayor intensidad que la de los últimos años, y que quien siga las instrucciones de las autoridades estará a salvo.
A pesar del alto porcentaje de interceptación israelí, Irán también ha alcanzado algunos objetivos importantes en Israel, como el Ministerio de Defensa. Se ha hablado también de infraestructuras energéticas.
Pese a la intensidad de los ataques de Irán, las cosas parecen ir según lo previsto para Israel, que de momento es capaz de resistir las oleadas de misiles del enemigo e inflige un daño mucho mayor y, sobre todo, más decisivo.
Según han publicado varios medios, Israel logró con su ataque sorpresa inicial desbaratar los planes iraníes de responder con una lluvia de mil misiles balísticos a un ataque contra su programa nuclear. La respuesta iraní ha consistido hasta ahora en oleadas de un centenar de misiles balísticos cada una, una cifra muy inferior a la del millar, que habría podido abrumar a las defensas aéreas israelíes.
Algunos expertos han advertido de que, si EEUU no se une a los ataques con sus bombas capaces de penetrar por completo los búnkeres, Israel sólo será capaz de retrasar el programa nuclear iraní, pero no de neutralizarlo por completo.
Esta información hace pensar en la necesidad, y no simplemente en la posibilidad, de que Israel fuerce la caída de los ayatolás en Teherán.
El grado de penetración israelí en Irán -donde dicen que siguen operando efectivos del Mosad- y el acceso que han demostrado tener a las principales figuras del régimen para asesinarlas parece indiciar que Jerusalén puede llegar al líder supremo Jamenei si así se lo propone.
Un problema para consumar el cambio de régimen podría ser la presión internacional. Aunque no está claro que no sea un gesto de cara a la galería, Trump sigue insistiendo en un deal y ha pedido que la guerra termine pronto. Según algunos medios, también habría vetado la liquidación de Jamenei, aunque este punto ha sido desmentido por fuentes israelíes. Tampoco parecen entusiasmados con el cambio de régimen los europeos, y Macron ha urgido a Irán a negociar cuanto antes sobre su programa nuclear.
Otra preocupación israelí es que esa misma presión internacional quiera obligarla a poner fin a la guerra antes de tiempo, sin que haya infligido todo el daño posible a las capacidades de ataque iraníes, nucleares o no.
Dado el grado de devastación que Israel está causando entre las principales estructuras de poder e infraestructuras del régimen, la caída de los ayatolás que someten a los iraníes y promueven el terrorismo en el mundo desde 1979 podría darse perfectamente sin la necesidad de la eliminación física de sus líderes políticos. Netanyahu ha llamado a los iraníes a alzarse una vez contra el régimen, que está ahora muy debilitado para poder reprimir las protestas.
¿Podrá Israel terminar el trabajo, un trabajo que nadie más habría hecho y repercutirá en beneficio de todos, o se impondrán las voces occidentales que no quieren ver capitular a los barbudos de Teherán?