El papelón de Trump con Putin e Irán
Trump ha pedido a los habitantes de Teherán que salgan de la ciudad, lo que hace prever ataques israelíes aún más intensos. Pero al mismo tiempo sigue exigiendo que termine ya la guerra. Macron ha revelado que (Trump) ha puesto sobre la mesa una oferta de alto el fuego en Oriente Medio y Axios informa de una reunión urgente de su enviado Witkoff con los iraníes para que firmen su renuncia a su programa nuclear y se acabe el conflicto.
¿Por qué asistir a uno de los regímenes más problemáticos del planeta cuando está claramente en la lona? ¿Por qué no cerrar filas con Israel y dejar seguir su plan a Netanyahu, que ha dicho que no descarta matar a Jamenei y que el magnicidio pondría fin a la guerra?
Más allá de la retórica, los aliados suníes de Trump en Oriente Medio agradecerían que les quitara de enmedio (o lo permitiera hacerlo a Israel) al régimen que más les ha complicado la vida en las últimas décadas. La caída de Irán no sería un problema tampoco para Turquía, que vería despejado el camino a una mayor hegemonía en la región que no parece inasumible si no implica una agenda concreta de hostilidad hacia Israel. Los mulás de Teherán también tienen a Rusia como aliado, pero no hay motivos para pensar que Putin reaccione de otra forma a la que lo hizo al caer Asad, cuando aceptó sin intervenir la toma del poder de los rebeldes.
En un ejercicio de voluntarismo que yo también hice en su día respecto de su errática política sobre Ucrania, muchos partidarios proisraelíes de Trump encuadran sus vacilaciones respecto de Irán en una supuesta estrategia cuidadosamente calculada para aplacar a sus bases más aislacionistas y distraer a Teherán de sus verdaderas intenciones, que no habrían sido otras que darle vía libre a Netanyahu para desmontar a bombazos el programa para hacer la bomba de los mulás.
Personalmente, creo que la realidad es otra. Parece que Trump es esclavo de la imagen de pacificador y hacedor de deals con que quiso marcar distancia de la desastrosa política exterior de los demócratas. Ni los mulás ni la Rusia de Putin, que son los principales agentes de guerra que hay en el mundo en estos momentos, parecen por la labor de llegar a deals, y Trump se ha visto incapaz de recalcular y adoptar una postura más acorde con la realidad, que pasaría por centrarse en América y decirles que se arreglen o apretarles las tuercas y poner en vereda a los díscolos.
Ellos con gestos y Trump con deals. En esto no está muy lejos del pensamiento mágico de los demócratas.