“Es hora de recoger la antorcha encendida por el fuego de Occidente”
En un día marcado por las tensiones entre el Likud y los ultraortodoxos que amenazan con tumbar al Gobierno de Netanyahu, Milei se dirigió a la Knéset con un discurso inolvidable que a día de hoy es incapaz de pronunciar ningún otro político. Ante una audiencia de diputados entregados que le ovacionaron en pie repetidamente, el presidente argentino empezó denunciando el terrorismo de Hamás y todos sus aliados que quieren acabar con Israel y fustigó también a la comunidad internacional que le da la espalda al pueblo judío en uno de los momentos más trágicos de su historia. Lejos de quedarse en generalidades, y profundizando en la identidad que reivindica entre Israel, la Argentina que abandera y el conjunto del mejor Occidente, Milei apuntó a la degeneración woke como causa de la presente ola mundial de hostilidad hacia los judíos.
“La oscura y antigua sombra del antisemitismo se vuelve a extender como un cáncer por el mundo contemporáneo, inclusive en aquellas naciones que creían haberlo exterminado”, dijo sobre la deriva antiisraelí a la que se ha entregado buena parte de Occidente, y mencionó a la “activista mercenaria” Greta Thunberg como exponente perfecto de un oportunismo moral que la ha llevado a presentarse como víctima de un secuestro insultando a los israelíes y argentinos secuestrados de verdad en los túneles de Gaza, para quienes Milei pidió la libertad con encendidas palabras.
Milei exaltó en su discurso el milagro de Israel, empezando por su victoria ante fuerzas a priori muy superiores en 1948 y en las sucesivas guerras. “Macabeos 3:19: ‘La victoria en la batalla no depende de la cantidad de soldados, sino de las fuerzas que vienen del cielo’, dijo recurriendo a la explicación que le da también a su triunfo milagroso en Argentina.
Borges tuvo su lugar en el discurso con unas palabras del escritor tras una estancia de diez días en Israel en 1969: “Sentí que toda la nación estaba de pie, digamos, en estado de guerra, y que todos estaban esperando cualquier cosa en cualquier momento, y que esa esperanza era una esperanza valerosa … Yo admiro a Israel porque en un mundo de cobardes ha sido valiente, ha defendido su derecho a existir.”
Milei recurrió asimismo a Mark Twain, en este caso para contestar él mismo a la pregunta que el escritor formuló sobre la razón de la inmortalidad judía: “Cada uno de ustedes porta la libertad de la salida de egipto, y la moralidad y la espiritualidad de los Diez Mandamientos”, les dijo a los diputados de la Knéset. “Éste es el secreto de la inmortalidad del pueblo de Israel. Mantenerse fieles a estos principios y valores atemporales sin importar la circunstancia temporal, que siempre es mutable. El bien siempre es el bien, el mal siempre es el mal. Sólo se necesita la sabiduría para distinguir la una de la otra y el coraje para obrar en consecuencia, ya como lo pedía el rey David.”
Milei acudió a la Torá en varias ocasiones. Celebró al pueblo judío por haber elegido la incertidumbre de la libertad sobre las certezas de la opresión en su Éxodo de Egipto y afirmó que Argentina está viviendo su propio Éxodo, de la mano de un outsider de la política como Moisés y para liberarse en este caso de cien años de “esclavismo fiscal”. “Hoy Argentina es uno de los cinco países del mundo con superávit financiero”, dijo para ilustrar adónde está llevando al país ese Éxodo.
Antes de terminar al grito de Am Israel Jai (el pueblo de Israel vive) Milei dejó un párrafo inolvidable sobre el lugar del que viene y el lugar al que va: “Es hora de recoger la antorcha encendida por el fuego de Occidente, y tal como hizo Israel en Medio Oriente, convertir a la Argentina en el faro austral que ilumine desde el sur y guíe en el camino del progreso al resto de las naciones. Porque de esto se trata, ser un faro en un mundo que ha caído en tinieblas, ser un norte para un Occidente que ha perdido contacto con los valores que representa, deambulando hacia el suicidio colectivo. Y no encuentro lugar más apropiado para la introspección que Israel, cuya influencia en Occidente llega hasta el más profundo de sus cimientos, que es un bastión de los valores que nos hicieron prósperos, y representa un gran punto de partida para reencontrarnos con nosotros mismos.”