Israel y los refugiados no judíos de Ucrania
Un ciberataque masivo dejó ayer sin servicio durante horas a varias webs del gobierno de Israel. Todo apunta a la autoría de Irán, con quien Israel mantiene desde hace años una guerra cibernética que consiste en ataques recíprocos contra sistemas informáticos estratégicos. Algunos medios han descrito el ataque de ayer -que también afectó a webs privadas- como el más grave de la historia en Israel.
La prensa oficialista iraní informó el lunes de la desarticulación de una célula del Mossad que preparaba un sabotaje contra una de las instalaciones más importantes del programa nuclear iraní. No se conocen detalles sobre el número o la nacionalidad de los detenidos. Israel suele emplear agentes o colaboradores del país en cuestión en operaciones de alto riesgo que requieren la permanencia en territorio enemigo por un largo espacio de tiempo. Según la información, que no cabe descartar que sea mera propaganda, los detenidos entraron en contacto con trabajadores de la instalación nuclear de Fordo, donde se piensa que los iraníes desarrollan centrifugadores para enriquecer uranio, y les ofrecieron dinero en metálico o en criptomonedas a cambio de que entraran en contacto con un agente israelí que se presentaba como el director de una empresa radicada en Hong Kong. Una vez establecido el contacto, la Guardia Revolucionaria Islámica -que se encarga de la seguridad las infraestructuras del programa nuclear- siguió todas las comunicaciones hasta el momento en que se decidió arrestar a los implicados. Según la prensa oficialista, el supuesto sabotaje debía producirse el 21 de marzo.
El lunes fue un día relativamente propicio para la difícil relación de Israel con Ucrania, que ha deplorado abiertamente la falta de apoyo de un gobierno israelí centrado en preservar la buena vecindad con las fuerzas rusas desplegadas en Siria. En primer lugar, el ministro de Exteriores Yair Lapid se comprometió a evitar que Israel sea utilizado por Rusia para sortear las sanciones de Estados Unidos y Europa. Bennett continúa sus intensos esfuerzos de mediación y habló por teléfono con Putin durante una hora y media, lo que ha llevado a este brillante tuitero a comentar: “Bennett se pasó 90 minutos escuchando la perorata de un loco autoritario boomer de 70 años. Es lo que ha tenido que aguantar Bennett durante la última década con Bibi, así que estaba preparado para esto”. El antiguo socio de Bibi también habló con Zelenski, y uno de los asesores de éste agradeció públicamente los esfuerzos de Israel por parar la guerra contra Ucrania. También este lunes, el gobierno de Israel aprobó el establecimiento de un hospital de campaña en el oeste de Ucrania para tratar a los desplazados. Y el primer ministro Bennett anunció que su gobierno recibirá a refugiados ucranianos no judíos que tengan familiares en el país y les permitirá quedarse hasta que termine la guerra. En los últimos días, las autoridades han sido duramente criticadas por deportar a unos doscientos refugiados no judíos de Ucrania que habían aterrizado en el aeropuerto Ben Gurión de Tel Aviv. Unas 400 personas protestaron contra el comportamiento de su gobierno en el centro de Tel Aviv con pancartas como “Un judío no expulsa a refugiados”. En un primer momento, la ministra del Interior Ayelet Shaked había anunciado que Israel permitiría quedarse a unos 20.000 ucranianos no judíos que residían ilegalmente en el país o habían entrado como turistas. De manera adicional, Israel decidió dar visados a otros 5.000 ucranianos no judíos desplazados por la guerra, pero la cifra de refugiados que llegaron a Israel superó ese límite en cuestión de horas. La absorción de ciudadanos no judíos es un asunto espinoso para Israel, que, como único Estado judío del mundo, tiene su razón de ser en la preservación del carácter judío de su sociedad. Israel se prepara para dar la nacionalidad a hasta 100.000 judíos ucranianos que podrían estar interesados en hacer aliá para huir de la ofensiva militar de Putin contra su país.