La "desnazificación" de Putin empuja al exilio a las minorías de Ucrania
En una respuesta al tuit de El Al que citaba en el correo de ayer, el ministro ucraniano de Exteriores Dmytro Kuleba pidió disculpas por haber reprochado a la compañía que aceptara pagos con Mir -el sistema con el que Rusia quiere sortear las sanciones- a pesar de que la aerolínea renunció a esta opción de pago el 28 de febrero. “Es verdad, el botón para pagar con Mir seguía activo en la web, pero su uso está bloqueado”, escribió Kuleba en referencia a la captura de pantalla de la web de El Al que publicó para denunciar la actitud de la aerolínea israelí respecto a Rusia.
Según el Canal 12 israelí, el Gobierno de Israel se habría hartado de las críticas de Kiev a Jerusalén por la falta de apoyo a Ucrania y la ambigüedad con que está respondiendo a la guerra de agresión rusa. Según la cadena, Israel habría exigido a Ucrania que se abstenga de hacer más comentarios críticos. Al analista político del Canal 12 Amit Segal esta forma de actuar israelí le parece el colmo de la cara dura: “un país está luchando por su existencia y nosotros protestamos por sus formas en la mesa.”
Un alto cargo israelí le ha dicho a la publicación americana Axios que Zelenski tiene dos opciones: aceptar las condiciones que Rusia exige para firmar un acuerdo de paz -renunciar oficialmente a la OTAN, Crimea y el Donbás- o rechazar la oferta rusa y enfrentarse a un recrudecimiento gradual de los ataques rusos de funestas consecuencias para los ucranianos, Zelenski y la propia existencia como Estado independiente de Ucrania.
La ministra del Interior de Israel Ayelet Shaked anunció ayer que Israel aceptará temporalmente a 25.000 refugiados ucranianos no judíos. Israel había sido criticada previamente por no permitir la entrada a desplazados ucranianos no judíos.
Ayer escribí esta crónica desde la frontera de Rumanía con Ucrania.
La "desnazificación" de Putin empuja al exilio a las minorías de Ucrania
Marcel Gascón
Siret (frontera de Rumanía con Ucrania), 8 mar (EFE).- Una de las razones esgrimidas por el presidente ruso, Vladímir Putin, para invadir Ucrania fue la necesidad de liberar el país del yugo de un Gobierno supuestamente ultranacionalista y fascista.
Pero la ofensiva militar rusa contra Ucrania está truncando millones de vidas también entre las minorías étnicas, religiosas y lingüísticas que en teoría deberían beneficiarse de una guerra que el Kremlin vende como una operación de "desnazificación".
Miles de ucranianos de origen judío, tártaro, rumano, búlgaro e incluso ruso cruzan cada día la frontera de Rumanía huyendo de las bombas y misiles que las tropas rusas lanzan contra ciudades ucranianas en nombre de la liberación de estas minorías.
"Lo que están haciendo los rusos es peor que el fascismo", asegura a Efe Viktoriia Klymenko, jefa del departamento de Pediatría de la Universidad Nacional de Medicina de Járkov, mientras hace cola para ingresar a territorio rumano.
Járkov es una ciudad situada en el este de Ucrania donde más de la mitad de la población se identifica como rusa. Su principal hospital ha sido bombardeado por el ejército de Rusia.
REFUGIO EN ISRAEL
Judíos ucranianos esperan el autobús que les llevará a Bucarest frente a la carpa del JDC instalada en el lado rumano del cruce fronterizo de Siret. Foto: El Correo de Israel
Además de ciudadanos ucranianos de zonas predominantemente rusófonas como Járkov y Odesa, a la frontera rumana llega además un goteo constante de judíos de toda Ucrania.
Algunos tienen también la nacionalidad israelí, lo que les permite cruzar la frontera aunque sean varones en edad de combatir.
“Desde Bucarest viajaremos a Israel y después decidiremos qué hacer”, cuenta a Efe Dmytro, un joven de 28 años de Kropyvnytskyi, al suroeste de Ucrania, que ha llegado a Rumanía con su hermano Serguei y otros familiares, algunos de ellos menores.
Al mismo tiempo, la invasión rusa de Ucrania ha empujado a miles a considerar la posibilidad de empezar una nueva vida en Israel, acelerando sus planes de hacer “aliá”, el nombre que recibe en hebreo la inmigración de los judíos de la diáspora al Estado judío.
“Tenía pensado hacer aliá el año que viene; siempre quise irme a vivir a Israel con mi familia, pero no en estas circunstancias”, dice Rina Dunko a Efe delante de la carpa del Comité Judío-estadounidense de Distribución Conjunta (JDC) que recibe a los refugiados judíos y no judíos a su entrada a Rumanía.
MÁS DE 4.000 ISRAELÍES
Natural de la ciudad de Kamianske -a orillas del río Dniéper-, Dunko es estudiante de ingeniería informática, viaja acompañada de su madre, su hermana, dos sobrinos y dos gatos.
Al lado de Rina, decenas de mujeres, niños y ancianos ucranianos de origen judío aplauden emocionados cuando el representante del JDC para Rumanía, Israel Sabag, les da la bienvenida en hebreo, ruso y ucraniano.
Israel Sabag da la bienvenida a un grupo de mujeres judías recién llegadas de Ucrania. Foto: El Correo de Israel
“Desde que empezó la guerra, unos 4.000 israelíes han cruzado las fronteras entre Ucrania y Rumanía”, cuenta a Efe David Saranga, el embajador de Israel en Bucarest, que se han trasladado hasta la frontera para supervisar la salida de los refugiados.
“En Bucarest, donde llegan la mayoría de judíos que quieren emigrar a Israel, hay en estos momentos entre 300 y 400 personas”, explica Saranga.
El diplomático recibirá este martes un minibus en la frontera con un adolescente y diez niños ucranianos que sufren de cáncer y otras enfermedades graves y que lograron huir de Kiev junto a sus padres.
Desde la frontera, serán trasladados en un avión privado a Israel, donde serán atendidos en el Centro de Pediatría Schneider de Petah Tikva, cerca de Tel Aviv.
RUMANOS, BÚLGAROS
Pero también cientos de ucranianos de origen rumano pasan a diario al otro lado de la frontera, donde muchos esperarán en casas de familiares a que cesen los ataques rusos contra Ucrania.
Más lejos deben viajar los ucranianos de origen búlgaro, que son recibidos en la frontera por militares llegados desde Sofía para organizar su traslado.
“La mayoría de los pasajeros son lo que se conoce como besarabios búlgaros”, cuenta a Efe uno de esos militares.
Y TÁRTAROS DE CRIMEA
Entre las casetas que flanquean la carretera por la que se entra a Rumanía desde Ucrania destaca la bandera roja con la estrella y la media luna de Turquía.
El Gobierno turco anunció este lunes que ha repatriado a unos 12.000 ciudadanos que vivían en Ucrania.
Ankara también ayuda a llegar a Turquía a los ciudadanos de repúblicas túrquicas como Azerbaiyán, Kazajistán, Kirguistán y Uzbekistán.
Además, pasan por estas fronteras cientos de mujeres, niños y mayores ucranianos de origen tártaro, cuentan a Efe trabajadores de AFAD, la agencia de gestión de emergencias turca.
Miles de tártaros ucranianos huyeron de la península de Crimea a otras partes de Ucrania cuando Rusia se anexionó de ese territorio en 2014.
Ahora, la invasión rusa a gran escala de Ucrania les fuerza a escapar también de las ciudades en las que encontraron refugio hace ocho años. EFE