La galería de bolas tristes del New York Times
Siguen los ataques cibernéticos contra Israel. Un grupo de hackers conocido como Moses Staff publicó ayer información sobre proyectos, mapas, contratos, fotos, cartas e imágenes de videoconferencias de tres empresas de ingeniería israelíes, informa el Jerusalem Post. Mientras tanto, el grupo de hacker iraní Black Shadow ha cumplido su amenaza de publicar datos robados a empresas israelíes si no se le paga un rescate y ayer soltó los expedientes médicos de cerca de 300.000 personas, además de nuevos datos de algunos usuarios de la aplicación de citas para gays Atraf. (Times of Israel)
Miles de simpatizantes y exministros del Likud se manifestaron ayer en Tel Aviv contra el gobierno de coalición que desbancó a su líder, Benjamín Netanyahu. Los oradores criticaron las supuestas concesiones de gobierno a los palestinos y acusaron al primer ministro Bennett de falta de firmeza a la hora de defender al Estado y sus ciudadanos. (Jerusalem Post) Igual que a Esperanza Aguirre le pusieron The winner takes it all de Abba en el congreso en que derrotó a Gallardón, antes de que hablara la exministra, diputada y exportavoz militar Miri Regev, una de las figuras pro-Bibi más exuberantes, los bafles vibraron con Atah Totaj, ‘eres increíble’ en hebreo, de Sarit Hadad.
Cuatro familias palestinas de Sheikh Jarrah rechazaron ayer un acuerdo propuesto por el Tribunal Supremo israelí para aplazar la cuestión de su evacuación de este barrio de Jerusalén este durante una década. Las casas en disputa son reclamadas ante la justicia por una organización judía. “No permitiremos que Israel se presente como un ocupante justo a nuestra costa”, dijo uno de los afectados. Representantes de Hamás y la Autoridad Palestina estuvieron presentes en los juzgados. El caso saltó a la prensa internacional el pasado mes de mayo y provocó tensiones que algunos sitúan en el origen del lanzamiento de cohetes de Hamás contra Israel ese mismo mes. Las propiedad en cuestión fueron construidas por judíos en tierra de su propiedad antes de la guerra de 1948. Sheikh Jarrah quedó bajo dominio jordano en la guerra, y sus nuevos dueños alquilaron las viviendas a familias palestinas. Israel se hizo con Sheikh Jarrah en la guerra de los Seis Días de 1967, y una ley israelí de 1970 declaró todas las propiedades abandonadas que hasta entonces controlaba el gobierno jordano bajo custodia del gobierno de Israel. El texto decía también que las propiedades debían ser devueltas a sus dueños judíos expulsados en 1948 siempre que fuera posible. Sheikh Jarrah ha sido motivo de disputas legales durante décadas. (Times of Israel)
Ha muerto a los 92 años Dora Roth, que escapó milagrosamente de la muerte a manos de los nazis y sus colaboradores en Varsovia y los guetos de Vilna y dedicó buena parte de su vida a luchar por el bienestar material en Israel de los supervivientes de la Shoah. “Ver a un superviviente del Holocausto que no puede pagarse la calefacción en invierno o comprar comida o medicinas es una vergüenza para vosotros”, les dijo Roth una vez a los diputados israelíes. (Times of Israel)
Hace unos días, el jefe de la oficina de Jerusalén del New York Times se dio un garbeo por Israel y escribió un reportaje. Al parecer, y sin que esto sea exactamente una sorpresa, todos los israelíes que aparecían eran una especie de penitentes apesadumbrados por lo mal que les trata el Estado o lo mucho que se ha desviado de los nobles objetivos de sus inicios el proyecto sionista. CAMERA es una organización que vela por la justicia en las informaciones que aparecen en la prensa sobre Israel, y ha dedicado unas glosas a la galería de dolientes (bolas tristes, me dijo un día alguien que les dicen en Bolivia) elegidos por el periódico más influyente del mundo para reflejar la realidad de Israel. Uno de los entrevistados está “molesto” por el curso que han tomado las cosas en el país. Su padre también está decepcionado. El siguiente personaje se “cuestiona su conexión con Israel”. Una árabe de Haifa se dice “alienada” y una judía mizrají (de las tierras árabes) “abandonada por el Israel de hoy”. Los israelíes de origen ruso viven estereotipados y marginados y a uno de origen etíope le han detenido por ser negro que parece que viviera en Eritrea. Hay más ejemplos, pero creo que se entiende el ejercicio cómico en que, como bien señala CAMERA, incurre involuntariamente el corresponsal. Cientos, quizá miles, de israelíes han publicado fotografías suyas siendo felices en Israel para burlarse del New York Times. Para responder al artículo CAMERA y otros comentaristas han citado ránkings mundiales de percepciones de felicidad. Al parecer, los israelíes ocupan el número doce en uno de los ránkings más bien hechos y recientes. Yo no he creído nunca mucho en esos ránkings, y propongo esta cita del libro Rise and kill first, que repasa la historia de asesinatos selectivos del Mossad y otros servicios secretos de Israel, para desmentir el Israel culpado y desolador que presenta el periodista. Así describe su autor la reacción de los israelíes al escándalo internacional que se produjo en 2010 cuando los socios occidentales de Israel supieron que el Mossad había utilizado pasaportes de países amigos para entrar a Dubai a asesinar a un mandamás de Hamás. “La dura condena internacional (…) provocó una explosión de patriotismo. En la fiesta de carnaval israelí, Purim, (…) uno de los disfraces más populares fue el de tenista armado con una pistola [los agentes del Mossad se disfrazaron de tenistas para matar al objetivo en su hotel]. Cientos de israelíes con doble ciudadanía ofrecieron sus pasaportes al Mossad para futuras operaciones. La web de la organización fue inundada con solicitudes para alistarse.”