Martes, 19 de octubre
Israel conmemoró ayer el 26 aniversario del asesinato del primer ministro Yitzhak Rabin con ceremonias junto a su tumba en el Monte Herzl y en el parlamento que evidenciaron que la fractura que provocó el crimen sigue abierta en la sociedad israelí. El exprimer ministro y actual líder de la oposición Benjamín Netanyahu no estuvo presente en el homenaje que el resto de la clase política le rindió a Rabin en el cementerio. Netanyahu es acusado sistemáticamente de haber incitado el clima de odio que llevó a un radical de derecha a tirotear a Rabin en 1995, en pleno proceso de negociación con los palestinos. Igual que ahora, Netanyahu lideraba el Likud y la oposición, y se oponía a un proceso de Oslo que denunció con vehemencia en mítines multitudinarios en los que se llamó traidor a Rabin. En la ceremonia a la que declinó ir el exprimer ministro, un nieto de Rabin celebró que el actual gobierno de coalición israelí sacara del poder a Netanyahu: “frente a la cultura de la tiranía, el pueblo ha ganado”. Netanyahu explicó su posición en el acto del parlamento, en el que denunció la doble vara de medir que, a su juicio, se aplica a los discursos de la izquierda y de la derecha: mientras que a la izquierda se le permite exhibir guillotinas en las concentraciones que él mismo hubo de sufrir siendo primer ministro, a la derecha se le acusa de sembrar el odio y la división incluso cuando expresa posiciones legítimas y mayoritarias en la sociedad israelí. La periodista de derecha Caroline Glick defendió con un tuit la postura de Netanyahu, a quien aplaudió por “no poner la otra mejilla” ante quienes le responsabilizan del asesinato de Rabin. Glick añadió que “Bibi no fue elegido [primer ministro meses después del crimen] gracias al asesinato, sino porque en 8 días entre febrero y marzo de 1996 60 israelíes fueron asesinados en atentados suicidas” perpetrados por palestinos. El mensaje de Glick aparecía sobre el retuit de un vídeo de 1995 en el que se ve a Netanyahu diciendo sobre Rabin: “No es un traidor. Está equivocado, muy equivocado (…) pero no es un traidor”.
Una mujer palestina fue detenida ayer cerca de Jerusalén mientras se dirigía a una comunidad judía portando un cuchillo.
Israel aprobó ayer un paquete de 1.500 millones de dólares para desarrollar capacidades aéreas, drones capaces de obtener información y varios tipos de armamento que le permitan atacar el programa nuclear iraní.
Después de que se les impidiera volar desde Guatemala, donde residen, a México hace unos días, adeptos de la secta ultraortodoxa Lev Tahor fueron interceptados esta semana mientras viajaban en autobús con destino a México, desde donde pretendía volar a Kurdistán para después ingresar en Irán. Los llamados, por el rigor opresivo de sus hábitos, “talibanes judíos” pretenden viajar a Irán para pedir asilo político a los ayatolás. Igual que otros grupos ultraortodoxos, Lev Tahor rechaza el sionismo al considerar que sólo el mesías puede traer el establecimiento de un Estado judío en la tierra de Israel. Lev Tahor tiene procesos abiertos por secuestro y otras formas de abuso infantil en Israel, Canadá, Estados Unidos y Guatemala, donde la secta se asentó tras huir de los países mencionados anteriormente. De recibir protección de los ayatolás, el grupo vivir sin interferencias de las autoridades según sus estrictas costumbres. Pero Israel y Estados Unidos (muchos adeptos tienen también pasaporte americano o canadiense) temen que la teocracia antisemita de Teherán utilice a estos judíos como rehenes como medida de presión en el conflicto que tiene abierto con Washington y Jerusalén. (Yeshiva World)