Miércoles, 20 de octubre
Violencia en la Ciudad Vieja, una ley anti-Netanyahu y el romance con China
Un total de 22 palestinos fueron detenidos y otros 17 sufrieron heridas leves al enfrentarse este martes a la policía israelí en las inmediaciones de la Ciudad Vieja de Jerusalén. Como el resto de Jerusalén Este, la Ciudad Vieja fue capturada por Jordania durante la guerra de 1948. Israel se hizo con el control de este y otros territorios que estaban bajo mando árabe durante la Guerra de los Seis Días (1967). Según una crónica de AP sobre los disturbios de ayer, “miles de palestinos marcharon alrededor de las murallas de la ciudad vieja” hasta detenerse frente a la Puerta de Damasco, donde un grupo de músicos tocó el himno palestino y los congregados rezaron en honor a Mahoma, cuyo nacimiento se conmemoraba esta semana. “Un fotógrafo de Associated Press contó que varias decenas de jóvenes empezaron a gritar y a arrojar a la policía botellas de agua, tras lo cual la policía lanzó granadas aturdidoras.” Los alborotadores también tiraron piedras contra autobuses que transitaban la zona, como grupos de jóvenes palestinos ya habían hecho en días anteriores, según informan medios israelíes. La situación había vuelto a la normalidad al final de la tarde del martes.
El ministro de Justicia israelí, Gideon Sa’ar, publicó ayer el borrador de ley que pretende vetar para el puesto de primer ministro a cualquier persona acusada de un delito penado con al menos tres años de cárcel. La ley busca excluir al exprimer ministro y actual líder la oposición, Benjamín Netanyahu, de la posibilidad de volver a ocupar el cargo. Netanyahu se sienta en el banquillo acusado de favorecer los negocios de un magnate de la prensa a cambio de un tratamiento favorable en su periódico. La vaguedad de las acusaciones y el celo con que se ha empleado la fiscalía han provocado críticas hacia el proceso. En un artículo publicado el pasado mes de julio en Haaretz (sólo para suscriptores), Gadi Taub escribía sobre el caso: “La acusación se fundamenta en un edificio legal sin precedentes que debería haber hecho saltar las alarmas desde el principio: La idea de que una cobertura favorable pueda ser un soborno es una innovación global de la Oficina del Fiscal del Estado de Israel”. La forma en que se ha empleado la fiscalía en el caso recuerda al acoso y derribo sufrido en otros países por líderes llamados populistas que no dejaban de ganar elecciones.
Bajo el gobierno del anterior primer ministro Netanyahu, Israel evitó cerrar filas con Occidente en los contenciosos con Rusia y China. En un artículo publicado en El Medio, Jonathan S. Tobin cuenta que empresas chinas han construido o están gestionando infraestructuras israelíes por valor de 4.000 millones de dólares, entre las que destacan el tren ligero de Tel Aviv, el puerto de Ashdod y los túneles del Carmelo. Además, desde 2002, empresas chinas como Huawei o Alibaba han invertido o adquirido más de 460 empresas israelíes. Tobin considera esta política de acercamiento a China “un error colosal” de Netanyahu. El articulista recuerda que China promueve con su músculo económico y político a fuerzas antiisraelíes como Irán, con el que Pekín firmó el pasado marzo un acuerdo de 400.000 millones de dólares “que cambió la relación de fuerzas en Oriente Medio”. Pese a la supuesta relación de amistad con China, Pekín condenó en mayo a Israel en la ONU por defenderse de los ataques con cohetes de Hamás. Israel, concluye Tobin, no puede permanecer neutral, y “tiene un papel que desempeñar en el esfuerzo por poner freno a China”. El nuevo gobierno de Israel parece ser consciente de ello, y el pasado mes de mayo se alineó con Estados Unidos para condenar en la ONU los crímenes del régimen chino contra los uigures.