Nuevo golpe en Siria, boicot árabe a la FDI y más control para las ciberexportaciones
Fuentes del ejército de Siria han asegurado a la prensa oficialista de Damasco que aviones de guerra israelíes bombardearon anoche el puerto de la ciudad de Latakia, por el que el que entran buena parte de las importaciones al país árabe, informa el Times of Israel. Según estas fuentes, varios misiles disparados desde el aire destruyeron un número indeterminado de contenedores en el citado puerto. En los últimos años, Israel ha atacado centenares de objetivos dentro de Siria, aunque no ha reconocido la autoría de estas acciones. Jerusalén sí ha dicho públicamente que actuará contra las infraestructuras y líneas de suministro de las milicias patrocinadas por Irán, como es el caso de la libanesa Hezbolá, que tienen presencia en Siria. Estas expediciones tienen como objetivo evitar que los grupos-marioneta de Irán se hagan fuertes cerca de la frontera norte de Israel.
Sólo 40 de los 500 camioneros civiles árabes convocados a contribuir a los esfuerzos de la Fuerza de Defensa de Israel (FDI) durante la última guerra de Gaza en mayo del año pasado respondieron positivamente a la llamada del ejército. Los 460 conductores restantes boicotearon la orden de movilización, según se dijo ayer en el parlamento israelí en una comisión sobre el conflicto presidida por el diputado del partido centrista Yesh Atid, Ram Ben Barak. Según Ben Barak, lo ocurrido con los camioneros civiles -a los que Israel recurre en tiempo de conflicto para completar las capacidades de transporte de su ejército- debe preocupar a todos, “porque sin una base logística ni los mejores soldados pueden ganar” una guerra. El diputado advirtió del peligro de ignorar debates incómodos como el que suscita el boicot de los camioneros árabes. “Cuando se trata de la seguridad de Israel, la corrección política debe dejarse a un lado para que hable el sentido común”. Ben Barak se mostró partidario de seguir apostando por “integrar a todas las poblaciones en todas las esferas dela vida en Israel”, sin descuidar la seguridad del Estado. Durante la guerra con Hamás del año pasado, turbas de ciudadanos árabes de Israel atacaron a compatriotas judíos en numerosas ciudades mixtas, lo que provocó la inquietud ante el posible surgimiento de una quinta columna dentro del propio Estado. (Jerusalem Post)
Un grupo de periodistas de investigación reveló el verano pasado que una tecnología de la empresa israelí NSO llamada Pegasus (la tecnología) había sido utilizada por numerosos países del mundo para espiar a periodistas, ONGs y hombres de negocios. La información provocó numerosas críticas a Israel por dar medios a esos gobiernos para que vigilaran a sus propios ciudadanos de manera ilegal. Estas revelaciones llevaron a Washington a prohibir el mes pasado la venta de tecnología estadounidense a NSO, que se ha defendido recordando que no es responsable del uso que sus clientes hagan de sus productos. La polémica vuelve a estar de actualidad después de que la semana pasada la agencia de noticias Reuters publicara que el software de NSO había sido empleado para hackear los teléfonos móviles de varios funcionarios del Departamento de Estado americano en Uganda. Estas circunstancias han llevado al gobierno de Israel a endurecer el proceso de supervisión de las exportaciones de cibertecnología. Los países que adquieran este tipo de productos israelíes deberán comprometerse por escrito a utilizar estos productos “únicamente para la investigación y prevención de actos terroristas y crímenes de gravedad”, según ha informado el ministerio de Defensa de Israel en un comunicado recogido por AP. Quienes no respeten lo firmado se expondrán a sanciones que pueden incluir “la limitación del sistema [adquirido] o su desconexión”.