Prohibido llorar por el agua derramada
El primer ministro de Israel Naftali Bennett ve inminente la firma de un nuevo acuerdo nuclear con Irán que no traerá nada bueno para Israel. “Las conversaciones de Irán con las potencias [mundiales] … están muy avanzadas”, dijo Bennett el domingo en un acto celebrado en Israel con líderes judíos de Estados Unidos. “Es posible que veamos en poco tiempo un acuerdo”, añadió el primer ministro, que advirtió que el compromiso que se perfila es “más corto y más débil que el anterior”, que se firmó en 2015 con Obama en la Casa Blanca y quedó roto en 2018 al retirarse Estados Unidos por decisión de Donald Trump. “Desde que se firmó el acuerdo original”, dijo Bennett, “los iraníes han avanzado mucho en su capacidad de enriquecimiento [de uranio]”, lo que hace que estén hoy mucho más cerca de la bomba. Algunas de las prohibiciones que se imponían a Irán en el acuerdo inicial volverán a entrar en vigor con la firma del nuevo pacto. Estas prohibiciones se impusieron por un plazo de diez años que termina en 2025. “En dos años y medio … Irán podrá desarrollar, instalar y operar centrifugadores avanzados”, dijo Bennett, que agregó: “Imagínense estadios de fútbol enteros de centrifugadores funcionando, permitidos por este acuerdo”. Irán, advirtió el primer ministro, podría incluso no destruir los centrifugadores que ya tiene listos para ponerlos a rodar en 2025, evitándose así haber de desarrollar unos nuevos. Bennett también recordó que el régimen de Teherán ha escondido y sigue escondiendo elementos de su programa nuclear a los inspectores del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA): “Si por consideraciones políticas se dice a los inspectores, ‘olvidaos de todo lo que habéis hecho’, esto sería un golpe bajo para la OIEA”. La firma del acuerdo supondrá, además, el levantamiento de las sanciones internacionales que pesan ahora contra Irán. El régimen de los ayatolás podrá así tener acceso a las cuentas que se le han congelado en el extranjero, pero también reanudar relaciones comerciales ahora prohibidas y castigadas por los Estados Unidos que contribuirán a aliviar la desesperada situación económica de Irán. “Ahora mismo están muy débiles” dijo Bennett, que denunció que la firma del nuevo acuerdo les permitirá acceder a decenas de miles de millones de dólares para alimentar su “aparato de terror internacional”. Esto supondrá “más drones, más ataques a barcos, más misiles contra Israel y sus aliados”. “Gran parte de este dinero se destinará a atacar a Israel”, señaló Bennett. La punta de lanza del terrorismo internacional iraní es la Guardia Revolucionaria Islámica. Una de las exigencias iraníes en las negociaciones, recordó el primer ministro, es que deje de ser considerada una organización terrorista por las potencias firmantes. “Están pidiendo que la mayor organización terrorista que hay en el mundo” sea legalizada, declaró Bennett, que dejó claro que quienes viven en Oriente Medio pagarán la factura del nuevo acuerdo. Pese a todo, el primer ministro abogó por no llorar por el agua derramada y hacer frente a la realidad sin reproches inútiles al aliado americano. Con o sin acuerdo, recordó Bennett, Israel no tolerará un Irán con armamento nuclear, y se reserva la opción de atacar de manera unilateral el programa atómico de los ayatolás cuando lo considere necesario. Para ello, Israel está “construyendo capacidades militares sin precedentes”. “Es verdad que tenemos retos, pero estamos preparados”.