Cientos de niños judíos de Odesa celebraron ayer el Purim en dos hoteles alquilados por la organización judía internacional Tikvá en la localidad costera rumana de Neptun, donde unos 800 integrantes de la comunidad judía de Odesa han buscado refugio ante la invasión rusa de Ucrania. Tikvá está presente en Odesa desde los años noventa. La organización ha ofrecido a los judíos de Ucrania y de la ciudad una opción positiva de vida judía plena que no existía entonces en la Odesa post-soviética. Más de un millar de personas han pasado ya por sus casas de acogida, su yeshivá, sus escuelas y sus universidades, en las que muchos niños y jóvenes judíos de familias que habían sido apartadas del judaísmo por décadas de comunismo construyen un futuro para sí mismos y se reencuentran con la identidad de la que fueron privados sus abuelos y sus padres. Entre quienes celebraban el Purim en Neptun estaba Zina Ioshka, una profesora de música jubilada que trabajó hasta su jubilación en una escuela pública en yidis. Ioshka llegó a Neptun con su hija, que ha regresado con Tikvá a la religión judía que un día profesaron sus ancestros. Preguntados por sus planes de futuro, los líderes de Tikvá dicen que no contemplan otra opción que regresar a una Odesa libre y democrática. Es decir, ucraniana. Dos de ellos son británicos y llevan muchos lustros en una ciudad en la que dicen no haber encontrado el menor asomo de antisemitismo. Si los rusos conquistan Odesa, un telón de hierro oxidado como el que separa del resto del mundo a todos territorios controlados por Rusia en las repúblicas ex-soviéticas caerá sobre la ciudad, que quedará aislada y a merced del mando arbitrario de los esbirros de Putin. Alina es una joven ucraniana que a los 16 años se enroló en el sistema educativo de Tikvá. Hoy es licenciada en lenguas extranjeras y una pieza clave del intenso trabajo de la organización en Odesa. “En Odesa existe hoy una vida judía comparable a la que puede haber en cualquier ciudad de Estados Unidos, y es lo que queremos que se preserve”, explica la joven mientras camina por las calles de Neptun, un localidad de playa rumana que suele estar vacía en invierno y fue en su día lugar de descanso veraniego de los Ceausescu y el resto de nomenclatura comunista. Los judíos celebran el Purim con disfraces y fiestas coloridas en las que se hacen regalos. Según me dijo Alina, la alegría es un mandamiento para los judíos durante el Purim: “No es fácil en estas circunstancia, pero una vez más estamos cumpliendo”. El diputado de la minoría judía Silviu Vexler, que también es presidente de la Federación de Comunidades Judías en Rumanía, se felicitó porque todos estos niños hayan podido tener un Purim feliz pese a haberse visto obligados a huir de la guerra. A que la de ayer fuera una tarde feliz contribuyó enormemente el Mago Ciprian de Constanza. Con sus trucos y su labia, Ciprian Morti logró superar la barrera lingüística y despertó la intensa curiosidad infantil de estos niños que ayer se vistieron de policías, astronautas, médicos, pilotos, mariposas, animales, superhéroes, soldados romanos y personajes bíblicos. Con los ojos clavados en los objetos que Ciprian hacía levitar o desaparecer, este público entregado rompía en exclamaciones de admiración buscándose con la mirada para compartir su asombro. Fue un Purim emocionante y feliz que debe ser el último que pasen fuera de Odesa.
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Purim en Neptún
Buenos días.
“Mediadores para Ucrania”, en mi blog de ABC, con reflexiones sobre el papel del primer ministro israelí, Neftalí Bennett, en una posible resolución de la crisis: https://abcblogs.abc.es/jorge-cachinero/otros-temas/mediadores-para-ucrania.html
Gracias y saludos,
Jorge Cachinero