Tzvi Arieli contra el invasor ruso
La Jewish Telegraphic Agency le ha hecho este retrato a Tzvi Arieli, un judío ortodoxo que nació en Letonia, sirvió en el ejército israelí y se considera asimismo ucraniano. “Soy también israelí, pero no estoy muy contento con Israel en este momento”, le ha dicho Arieli a la JTA. Su enfado viene de la negativa de Jerusalén a brindar apoyo militar y político a Ucrania. “Rusia está matando a civiles inocentes cada día y ¿Bennett no va a decir la verdad? No se puede ser neutral en esto. No es una posición kosher”. Pero hay también un motivo más personal. Arieli descartó Israel como lugar para evacuar a su mujer y sus dos hijos porque no aceptaban al perro de la familia, que no tenía puesta una pauta de vacunas exigida por las autoridades veterinarias israelíes. “Nuestro perro cree que somos sus padres. Duerme con nosotros. No lo íbamos a dejar solo. Israel debe hacer una excepción en una situación así.” La familia de Arieli, incluido su perro, ha encontrado refugio con un rabino de Stuttgart. Arieli hizo aliá al terminar la secundaria y combatió con las FDI en Cisjordania durante la segunda Intifada. Después de estudiar dos años en el Colegio Rabínico de América, en Nueva Jersey, fue director en Ucrania de la organización juvenil sionista Bnei Akiva. Allí conoció a su mujer, una judía ucraniana con la que se fue a vivir a Israel. Arieli se enroló entonces en una unidad antiterrorista del ministerio de Defensa, pero pronto regresó a Ucrania para trabajar como educador en la comunidad judía de Kiev. La guerra iniciada por separatistas títeres de Rusia en el Donbás hizo que el ejército ucraniano le reclutara como instructor. Antes de que Putin decidiera invadir Ucrania con una ofensiva militar a gran escala, Arieli tenía una empresa de informática que ahora está parada debido a la guerra. Preguntado por las relaciones entre los ucranianos y sus compatriotas judíos, Arieli dice: “Los judíos están mucho más conectados con Ucrania y con la identidad ucraniana desde que el país consiguiera la independencia en 1991 … Es algo que muchos americanos e israelíes no entienden”. Arieli cuenta una anécdota para ilustrar cómo los ucranianos consideran parte de su nación a los judíos. Una vez, su entrenador ucraniano de boxeo se quejó de el boxeador que iba a representar al país no fuera “100 % ucraniano”. El boxeador no era judío, sino de otra minoría que no se especifica en el artículo. El entrenador le explicó a Arieli su lógica: “Dijo que sólo los ucranianos y los judíos deben representar a Ucrania”. Como el de muchos ucranianos, y el de casi todos los judíos del antiguo Imperio Soviético, el ruso es el idioma materno de Arieli, lo que no le impide considerarse un nacionalista ucraniano. Cuando Putin comenzó esta guerra, Arieli empezó entrenando a nuevos soldados en la Fuerza de Defensa Territorial a la que se inscriben los voluntarios. “Puedes tener a 150 personas un día, al día siguiente llegan otros 150 y la mayoría no saben disparar. Es difícil ver mejoras cuando estás entrenando a alguien que no ha cogido nunca una pistola”. Frustrado por estas dificultades, Arieli pidió que le dieran otra misión más útil, y le asignaron combatir en el bosque del oeste de Kiev donde prepara emboscadas contra los rusos con su unidad de paracaidistas. Arieli califica de “absurda” y anticuada la acumulación de tanques rusos en las carreteras, que permite a los ucranianos destruirlos sin apenas esfuerzo. “Hay cada día menos tanques y menos soldados”, dice Arieli refiriéndose al enemigo, cuyos tanques también se averían constantemente y se quedan sin gasolina. Arieli es optimista sobre el desempeño de su ejército en el campo de batalla, pero teme que Putin recurre a opciones desesperadas. “Es una situación muy peligrosa porque hay un 50 % de posibilidades de que decida utilizar armas nucleares … Putin no quiere tener Ucrania, quiere destruirla”.