Ucrania se enfada con Israel: nos tratáis como a Gaza
Ucrania está enfadada con Israel. Como democracia occidental y aliada de Estados Unidos, Kiev esperaría más apoyo de Jerusalén, que sin embargo ha de templar gaitas y contentar a Rusia para que le deje seguir bombardeando a las milicias iraníes en Siria sin que sus soldados intervengan. A Kiev también le molesta que Israel se desentienda de la causa de la soberanía de Ucrania y ofrezca una alternativa a la movilización patriótico a los decenas de miles de ciudadanos ucranianos judíos a los que se ofrece a rescatar. Pero un detalle sobre estos planes de rescate ha molestado especialmente a Ucrania. Según el digital israelí Walla, el ministerio de Exteriores israelí ha mantenido conversaciones con el gobierno ruso para que éste abra corredores humanitarios que faciliten la salida de israelíes de Ucrania -y seguramente de ciudadanos ucranianos judíos- en caso de que que finalmente se decida a invadir Ucrania. Que Israel busque la colaboración del agresor para salvar a los suyos de la catástrofe que ha creado ese mismo agresor no ha sentado precisamente bien en el gobierno de Ucrania, que va a pedirle explicaciones al embajador israelí en Kiev. “¿Cómo nos tratáis? ¿Cómo si fuéramos la franja de Gaza?”, le ha dicho una fuente del ministerio de Exteriores de Ucrania al diario Haaretz. La fuente ha confirmado que Kiev transmitirá su malestar directamente al embajador de Israel. Hasta el momento, sólo unos 3.100 de los más de 15.000 israelíes que había en Ucrania antes de la última crisis provocada por Putin han retornado a Israel. Según la web de noticias Axios (tiene un estilo propio muy efectivo y sintético que vale la pena conocer), Israel ya ha abierto una embajada alternativa en la ciudad de Lviv, en el oeste de Ucrania, y ha trazado un plan para evacuar por tierra a israelíes a través de Polonia, Hungría, Eslovaquia, Moldavia y Rumanía en caso de guerra. Mientras, la ONG judía estadounidense de ayuda al refugiado HIAS se prepara junto con sus socios ucranianos para hacer frente a las consecuencias de un posible conflicto armado.