Un truco para periodistas
Si usted es periodista y trabaja para un medio que se resiste a llamar terroristas a los terroristas de Hamás le sugiero un truco. No intente colar la palabra en su texto. Su editor la detectará sin problemas. Se pondrá nervioso por haber de ejecutar una orden -o una convicción propia, en la mayoría de los casos- que tras el baño de sangre del sábado sabe injusta y absurda. Se irritará. Usted se enfadará. Se pelearán. La palabra terrorista desaparecerá del artículo y usted se quedará todo el día frustrado y a la defensiva. En el mejor de los casos.
Porque también puede ocurrir -en el más improbable de los casos- que se abra un debate en la reacción. Un debate que suele partir de premisas muy alejadas de la realidad y que nunca cambian. Premisas como que los palestinos son un pueblo perseguido a sangre y fuego por Israel, como si los israelíes tuvieran algún interés en seguir arrastrando la maldición que los ha tocado con los vecinos. Imagínese que consigue que se llame terroristas a Hamás. ¿Qué pasará en unos días cuando empiecen a emerger las más desoladoras imágenes de los bombardeos de Gaza? Que aplicando la lógica generalizada le dirán que bien, Hamás terrorista pero las tropas israelíes criminales de guerra. Y le deseo suerte a quien se vea capaz de explicarles que no es lo mismo que una bomba se te desvíe o mate a un civil incauto o rezagado que no ha ignorado las instrucciones de evacuación del Tsahal, que no es lo mismo eso que un tío sediento de sangre que cruza la frontera con la idea fija de cortar el cuello de bebés y abrir a mujeres embarazadas en canal.
El truco, ante el panorama que describo, es renunciar al adjetivo y explicar en una línea lo que ha hecho el sujeto. Por ejemplo: “… después de la masacre perpetrada por miembros de Hamás que cruzaron la frontera para torturar, asesinar, mutilar y violar a más de un millar de israelíes, entre ellos ancianos, mujeres embarazadas y niños de pocos meses”. Es mucho más difícil sacarse un argumento torticero contra esto, y cuando llegue la hora de hacer mención de los muertos civiles en Gaza tendrá mucho más margen que aplicando la lógica de los adjetivos. Por ejemplo: “… el Ejército israelí explicó que había pedido a los residentes en el edificio que abandonaran sus apartamentos, entre los que se camuflaba una oficina de inteligencia de Hamás”.