Una lección de vida de Dan Schueftan
En una entrevista en el podcast de Gadi Taub (en hebreo, pero se pueden activar los subtítulos en español), el experto israelí en seguridad Dan Schueftan dijo que Israel ya ha conseguido una gran victoria ante Irán que cambia de forma dramática el mapa de Oriente Medio en favor de Israel.
Schueftan ve la Operación Rising Lion (hasta ahora he evitado utilizarla porque no encuentro una buena traducción al español; si alguien tiene alguna buena fórmula le animo a escribirla en los comentarios) como uno de los puntos culminantes del proceso que empezó tras el 7-O.
La monstruosidad de los actos cometidos por Hamás, la Yihad Islámica y los muchos palestinos interesados en matar judíos que traspasaron la verja con los terroristas de estos grupos obligó a Israel a abandonar la complacencia con la que había vivido mucho tiempo, dice Schueftan.
Después del 7 de octubre, la realidad de vivir rodeados de grupos armados volcados en la idea del exterminio de los judíos dejó de ser tolerable. La respuesta empezó con la intervención inevitable en Gaza y continuó después en Líbano, al hacer evidente la apertura de hostilidades de Hezbolá que Israel no podía aplazar la urgencia de acabar con esta poderosa milicia de Irán en sus fronteras.
La eliminación de la infraestructura militar de Hamás y el éxito colosal que, pese a los esfuerzos de la Administración Bien, fue la ofensiva contra Hezbolá en Líbano privaron a Irán de sus dos principales activos contra Israel.
Obligados a reaccionar a la humillación que supuso la liquidación del líder de Hezbolá Nasrala, los iraníes atacaron de forma masiva Israel (como ya lo habían hecho meses antes tras otro golpe israelí a la red de terrorismo internacional de Teherán, perpetrado esta vez en Damasco). Irán atacó e Israel respondió destruyendo una parte importante de las defensas aéreas iraníes. El régimen era más vulnerable que nunca a un gran ataque israelí.
Luego vino la caída de Asad en Siria, que privó a los iraníes de otra de las bases desde la que presionar a Israel. (Asad cayó en parte por la impotencia de defender el régimen de Hezbolá. Otro mérito de Israel.)
Para asegurarse de que no serían utilizadas en su contra por el nuevo régimen post-yihadista suní en Siria, Israel bombardeo buena parte de las capacidades militares que dejó Asad, lo que despejó aún más el camino de sus cazas a Teherán.
Con la aquiescencia de la Casa Blanca de Trump, Israel ha podido lanzar ahora su gran campaña militar contra Irán. En unos pocos días la ha dejado sin sus cúpulas militar y de inteligencia. Ha destruido buena parte de sus lanzaderas de misiles y de sus misiles e importantes infraestructuras de su programa nuclear.
Acabe como acabe la guerra, Israel ha hecho al régimen fundamentalista chií de Teherán tremendamente vulnerable, argumenta Schueftan. El régimen ha perdido además sus extensiones en Líbano, Siria y Gaza, en las que durante décadas invirtió ingentes cantidades de dinero, recursos humanos y esfuerzos.
Con el éxito del proceso que empezó tras el 7-O, Israel manda importantes mensajes al mundo islámico y árabe, explica Schueftan. A los extremistas les dice que cualquier ataque como el del 7-O a Israel llevará irremisiblemente a su destrucción. A los moderados, que sólo Israel es capaz de eliminar a los regímenes y movimientos que les amenazan, como Irán y los Hermanos Musulamanes de los que forma parte Hamás, y que por tanto necesitan a Israel.
Al final de la entrevista, Schueftan decepciona a Taub al decirle que es demasiado tarde para que Israel pueda acabar con el programa nuclear de los ayatolás. Dice Schueftan que dio con Obama y Biden pasos clave para construir la bomba que sólo pueden revertirse con implicación plena de EEUU.
“Entonces terminamos con una nota mucho menos optimista”, dice contrariado el hasta entonces entusiasta Taub. A lo que responde Schueftan: “No, no. La cuestión no es cómo es algo en comparación con la situación ideal, sino cómo es comparado con la situación que había hasta ahora.”