Una muerta 'polémica'
La sevillana Maya Villalobo Sinvany tenía 19 años y hacía su servicio militar con el Ejército de uno de sus dos países, Israel, cuando terroristas de Hamás la asesinaron en el pogromo del 7 de Octubre. He buscado información sobre las circunstancias de su muerte y parece que la mataron cuando estaba fuera de servicio y participaba en una rave cerca de la frontera de Gaza.
La breve pero intensa trayectoria vital de esta joven hispano-israelí, y las circunstancias de su muerte, la hacen una candidata obvia a entrar en el panteón de un feminismo oficialista (y me refiero aquí al que está anexo al PSOE, y no a Sumar y Podemos) que se ha volcado, por ejemplo, en celebrar las gestas de las ucranianas que -seguramente en una proporción mucho menor que las israelíes- han tomado las armas para combatir al agresor totalitario que ataca su país.
Si he entendido bien lo que se publica, Maya Villalobo ni siquiera estaba de servicio cuando la asesinaron. Pero aunque lo hubiera estado: la misión en la que se había embarcado al enrolarse en el Tsahal tiene un elemento feminista indudable. Primero, porque demuestra que las mujeres también pueden defender su país con las armas en la mano, como a lo largo de la historia lo han hecho muy mayoritariamente los hombres. Y después porque el Estado y la comunidad que defendía Maya reconoce a las mujeres la humanidad plena que niegan de manera programática muchos de sus enemigos, incluido el que acabó segando su corta vida.
Y, sin embargo, la joven hispano-israelí no ocupará ningún lugar, ni discreto ni destacado, en el panteón del nuevo feminismo oficialista. Porque Maya Villalobo es una muerta “polémica”, el temible adjetivo con el que despachan como problemáticas los progresistas y centristas mainstream que temen despertar la ira del monstruo implacable que habita a su izquierda (en el mejor de los casos) o buscan desacreditar a una víctima inocente sin perder la pátina de respetabilidad.
En esta acepción, que no tiene por qué limitarse a los muertos, los adjetivos polémico o controvertido dicen más de los victimarios o de los adversarios del sujeto al que se aplican que del propio sujeto. Un crítico, un asesinado o un político polémico es aquel cuyos enemigos tienen la capacidad y la voluntad de destruir, física o cívicamente, a quien adjetiva. Así los del Tsahal israelí, que están demostrando dominar las universidades y los medios y parece que empiezan también a controlar nuestras calles.