La crisis de la levadura
Una noticia inesperada dejó el miércoles por la mañana sin mayoría en el parlamento a la frágil coalición que gobierna Israel desde el pasado 13 de junio. La propia jefa de esa coalición en la Knéset, Idit Silman, sorprendió a todos al anunciar que deja de apoyar al gobierno por discrepancias sobre el rumbo que están imponiendo los partidos liberales y de izquierda. Integrante, como el primer ministro, del partido nacionalista y conservador Yamina, que en hebreo significa ‘a la derecha’, Silman explicó en una carta abierta a Bennett que sus valores son incompatibles con los que promueve la coalición. “No aceptaré el daño que se está haciendo a la identidad judía y al Estado y al pueblo de Israel”, escribió la diputada, que invocó las quejas de los israelíes conservadores que votaron por ellos para justificar su decisión.
La gota que ha colmado el vaso de la paciencia de Silman es la decisión del ministro de Sanidad, Nitzan Horowitz, de permitir la entrada de productos con levadura en los hospitales durante el Pésaj o pascua judía. La ley religiosa prohíbe consumir alimentos que contengan levadura en esta fiesta que conmemora la liberación de la esclavitud en Egipto. Pese a que Horowitz, del partido de izquierda Meretz, no hace sino cumplir con una sentencia del Tribunal Supremo que garantiza el derecho a comer pan y cualquier otro producto con levadura a los pacientes de los hospitales públicos que quieran hacerlo, Silman considera la medida una abominación. “En el Holocausto, la gente dejó de comer durante el Pésaj para no comer jametz [productos con levadura], y ahora un ministro de una coalición como la nuestra quiere introducir jametz [en los hospitales]”, declaró la diputada de derecha este lunes.
La espantada de Silman deja a la coalición de gobierno sin la mayoría absoluta -61 contra 59 de la oposición- que tenía. El gobierno tiene ahora el apoyo de 60 diputados, los mismos que tiene la oposición, y no tiene, por lo tanto, mayoría para aprobar leyes. Sal Emergui en El Mundo describe así el escenario más probable: que se coagule “en los próximos meses es una mayoría en la Knésset para disolver la Cámara en Jerusalén y acudir a las urnas.” Esto requeriría de la movilización del Likud del exprimer ministro y jefe de la oposición Netanyahu junto con los partidos ultraortodoxos, Silman y los disidentes que pudieran unírsele desde Yamina y el bloque árabe Lista Conjunta. “Los diputados de este último partido”, explica Emergui, “descartan apoyar un Gobierno de Netanyahu pero también salvar al de Bennett y Lapid ya que incluye a su gran rival, el partido árabe Raam.” [Debo confesar a los lectores que hasta este momento yo creía que la Raam era el acrónimo en árabe de la Lista Conjunta. Pido disculpas si mi ignorancia me ha llevado a cometer algún error al explicar la situación política de Israel en algún correo.]
Más allá del argumento de la levadura, los hospitales y el Pésaj, todos los analistas coinciden en señalar que Silman ha saltado del barco (el partido Yamina) ante la posibilidad de que este se hunda en las próximas elecciones. Con solo cinco escaños en el parlamento, el partido de Bennett obtuvo la jefatura del gobierno a cambio de sus votos para derrocar a su socio natural Netanyahu. Pese a encabezar el ejecutivo, Bennett y Yamina tienen un peso limitado en la toma de decisiones. Esto ha hecho que el partido no haya podido cumplir promesas electorales como la construcción de más asentamientos en Judea y Samaria y la consolidación de la presencia del Estado en las zonas habitadas por beduinos en el Neguev.
La foto que encabeza el correo de hoy fue tomada por Yonit Schiller en el aeropuerto de Ben Gurión de Tel Aviv. La imagen muestra a una mujer ucraniana a su llegada a Israel.